Los expertos coinciden en que se ha generado apatía social generalizada, pero insisten en la importancia de retomar las relaciones por nuestra salud mental.
Ya sabemos que la pandemia ha impactado en más ámbitos de nuestra vida, además de en nuestra salud. Es obvio que también lo ha hecho en nuestra economía y nuestras perspectivas a corto plazo. Pero también lo ha hecho en nuestras relaciones personales. Con amigos, parejas o familiares. Aunque si echamos un vistazo a las redes sociales podríamos decir que el fenómeno es algo mayor, algo más generalizado. Hay un hastío social. Algo así como si después de la pandemia todo el mundo nos cayera un poco peor que antes. Como si estuviéramos decepcionados con la sociedad.
Apuntes sobre algunas de las tendencias y revelaciones del confinamiento: a Meryl Streep le gusta grabarse bebiendo a morro junto a inquietantes estanterías vacías de su casa. Cate Blanchett atesora un ejemplar de Postcapitalismo, del periodista británico Paul Mason, en su salón. Edurne tiene un cuarto dedicado exclusivamente a sus muñecos funkos. Las campañas de moda ya no nos hacen soñar con lugares exóticos, ahora las modelos posan solas y hastiadas en su habitación. España tuvo su épica global rozando los niveles de fama del Ecce Homo gracias al Merlos Place, una doble pillada de desnudo y cuernos en pleno directo casero entre tertulianos de la que se han cachondeado hasta TMZ y Whoopi Goldberg. El himno amoroso del confinamiento, Zoom, lo lanzó Mueveloreina junto a Valverdina («Te miro embobada por esa pantalla/Con esa carita el ‘cora’ me estalla»). La cuenta @ratemyskyperoom puso nota a los fondos de cada periodista del telediario y celebridad que ha hecho un directo en esta panlivedemia (la librería de aspecto enciclopédico de Tom Hanks se llevó un 9 sobre 10 y «la casa de Hobbit» de Jimmy Fallon, un 7). The Independent criticó «la ridícula policía de las librerías» después de que el escritor Owen Jones señalara públicamente los ejemplares racistas y negacionistas del Holocausto en un selfie de biblioteca de la columnista británica Sarah Vine.
En el campo del sexo hay muchos tabúes y prejuicios que pueden perjudicar nuestro lado más íntimo y erótico, tanto en los hombres como en las mujeres. Pero los referidos a los primeros puede que estén menos visibilizados, porque muchos varones -no todos- no quieren expresar sus debilidades en general, y mucho menos en esta esfera en particular por temor a que se asocie con una masculinidad frágil.