La vanidad se manifiesta en una exagerada preocupación por la imagen, en un vivir para los ojos de los demás. El foco de interés no está en la propia experiencia, sino en lo que va a pensar o sentir el otro respecto a uno.
En la infancia se han sentido amados cuando han cubierto las expectativas parentales, a menudo de carácter narcisista, han sentido el amor condicionado a la conducta y han perdido, en el empeño por ser amados, el contacto con el ser verdadero que no se vive como digno de amor.
– Comportamiento observable: hay un cultivo de la apariencia, una adecuación a situaciones muy distintas, en una transformación camaleónica, que tiene como objetivo satisfacer la necesidad de ser vistos y reconocidos. La necesidad de reconocimiento tiene un carácter práctico, que conlleva una gran preocupación por la eficacia, por la obtención de resultados inmediatos, tangibles, cuya evidencia es el éxito. Éxito social que, a veces, implica una lucha por la riqueza y el estatus, y otras se centra más en el aplauso. En la misma línea del cultivo de la apariencia, hay un cultivo de la atracción sexual, una tendencia al embellecimiento y conservación del atractivo. Hay en su conducta general una cierta frialdad, falta de espontaneidad, implacabilidad y control necesarios para mantener la apariencia. La apariencia observable es también de seguridad, aunque a nivel interno la ansiedad provocada por el temor al rechazo se traduzca en inseguridad, ansiedad y tensión que se trata de controlar con un mayor control.
– Comportamiento interpersonal: sofisticados y hábiles socialmente, son gente entretenida, con mucha conversación, con brillantez social, la espontaneidad está muy tamizada por la complacencia, por el tratar de agradar al otro y asimilarse a su comportamiento y opiniones.
– Estilo cognitivo: intereses muy variados, pueden conversar de cualquier cosa, pero tienen dificultad para generar y sostener sus propias opiniones. Hay una actitud alerta, vigilante, a fin de mantener el control.
– Autoimagen: depende mucho del reconocimiento y los logros externos. A un nivel se produce un autoengaño por creer que uno es lo que otros ven, pero a otro nivel hay una frustración crónica de la necesidad de ser vistos porque cualquier reconocimiento se recibe como correspondiente a la falsa personalidad y no al verdadero ser. En un plano profundo, hay una sensación de no tener acceso a los sentimientos genuinos, de no saber quién es, de no conocer los verdaderos deseos, que produce una insatisfacción y una sensación de superficialidad e inseguridad.
– Representaciones objetales: los demás pueden hacerte sentir bien contigo mismo o no, en función de su aceptación o rechazo. No hay discriminación, la necesidad es de gustar a todos, incluso a gente que objetiva o racionalmente no valoran. Los demás son jueces de mi valía.
– Mecanismos de defensa: la identificación, que permite encontrar la propia identidad a través del otro y llenar la sensación de vacío y desvalimiento. La imitación es la herramienta que permite esa transformación camaleónica con el ambiente.
– Organización morfológica: son cuerpos muy cuidados ya que la persona se identifica, en primer lugar, con su imagen física: soy lo que se ve. La indumentaria puede cambiar en función de los distintos ambientes, cuidando mucho que resulte adecuada y pudiendo descuidar, al mismo tiempo, lo que no se ve. La ansiedad y la tensión que conlleva el control son envueltos en una apariencia de seguridad. Esta tensión se alivia al estar solos. Lo ojos suelen mantener velado el mundo interno, como si su mirada fuera impenetrable.
– Estado de ánimo/temperamento: personas agradable pero de trato no demasiado fácil. Su dificultad para conectar con lo que sienten se contagia a los otros. A menudo sus gestos y sus emociones no coinciden, y resulta difícil saber qué sienten.
– Manejo de la agresividad: es una agresividad fría, desconectada del sentimiento. Justificada por la sinceridad puede ser cruel y emocionalmente desimplicada, dificultando mucho la respuesta agresiva del otro. Como las verdaderas motivaciones de enfado quedan muy ocultas y se atribuyen a aspectos superficiales, resulta difícil resolver el conflicto.
– Manejo de la sexualidad: la atención se pone en “hacerlo bien”, en satisfacer al otro, en darle lo que se supone que desea y no defraudarle. Hay un interés por encontrar todos los recursos y técnicas sexuales que van a lograr el máximo placer del compañero y que a uno mismo le reporta la satisfacción de habérselo dado. La satisfacción sexual propia pasa a un segundo plano.
LA PAUTA INFANTIL
De niños, los Tres no son valorados por sí mismos, como muy pocos lo fuimos. Se los valora por ser y hacer ciertas cosas extraordinariamente bien. Aprendieron a obtener confirmación de su valía mediante consecuciones y buen rendimiento. Pero eso nunca los satisfizo de verdad, porque era una validación no de ellos sino de algo que habían hecho o de algo que intentaban ser.
Los Tres tienen un vínculo emocional muy profundo con la persona de su familia que los crió. Generalmente se trata de la madre, pero en ocasiones no es así. El niño o la niña esperaba que esa persona le dijera: «¡Eres maravilloso/a! Me agradas. Eres bienvenido/a en el mundo».
Dado que desean continuar siendo validados por esa figura sustentadora, los niños Tres aprenden subconscientemente a hacer y ser esas cosas que agradan a esa persona.
Muchas veces las expectativas de la figura sustentadora no son explícitas; entonces los niños pueden interiorizar esas expectativas subconscientes y vivirlas sin darse cuenta. Por ejemplo, si la madre es una profesora que deseaba ser actriz, es probable que el niño o la niña Tres se sientan atraídos hacia el teatro, no necesariamente porque les guste, sino porque piensan que es algo que tienen que hacer. Incluso de adultos jóvenes, es posible que no sepan muy bien por qué siguen una cierta profesión, aparte de que están dispuestos a hacer lo que sea necesario para que su familia (sobre todo su madre) se sienta orgullosa de ellos. Y así aprenden a interpretar el papel del héroe de la familia. El niño o la niña reciben un mensaje sutil: «No está bien no estar bien». El motivo de esto es que en un plano psicológico profundo, si uno quiere redimir las heridas y la vergüenza de su familia, no puede ser herido ni avergonzado; como mínimo, tiene que parecer que le va todo bien.
Los Tres que se crían en ambientes muy disfuncionales tienen que enfrentarse a la represión de una ira y una hostilidad enormes, porque casi nada de lo que hacen está lo bastante bien para complacer a su figura sustentadora insana. Es posible que se encierren en sí mismos como rosquillas, y traten de inventar algo que les proporcione aprobación y aceptación, pero por lo general nada les da resultados. Finalmente se separan (disocian) de sí mismos, entierran sus deseos y su vida interior y hacen cosas más extremas para atraer la atención. El resultado final podría ser una vida de soledad y frustración, aun cuando hayan logrado algún tipo de éxito mundano.
Añado a continuación un breve vídeo explicativo sobre lo que es el enegrama, creado por Jordi Pons, psicólogo de Barcelona, gran conocedor del enegrama, y muy activo en YouTube
Bibliografía
-Durán, C.; Catalán, A.: Eneagrama. Los engaños del carácter y sus antídotos. Ediciones Kairós. Primera edición: 2009.
-Naranjo, C.: Carácter y Neurosis. Una visión integradora. Ediciones La Llave. Primera edición: 1996.
-Don Richard Riso & Russ Hudson: La sabiduría del Eneagrama.
-Moriel, R.: Con los Pies en el Techo (Blog de Rafael Moriel). Eneagrama. http://rafaelmoriel.blogspot.com.es/p/eneagrama_14.html
-Peña, Alberto: Eneagrama: https://www.youtube.com/watch?v=f3quviXrczw
-Pons, Jordi: Eneagrama: http://www.psicologo-barcelona.cat/eneagrama/